jueves, 12 de diciembre de 2013

LA TRAMA FIBONACCI - Karmelo Gañán

— Poniendo las cosas claras, doctor —continuó el presentador—, ¿cómo afecta el consumo de alcohol a las personas? Contésteme si es posible en términos concretos para que lo entiendan mejor nuestros telespectadores.

— Por ejemplo, un whisky mata unas 800 neuronas.

León, que estaba viendo la tele sin prestarle demasiada atención, se sobresaltó y una pequeña arcada le obligó a escupir parte del trago que tenía en la boca. Miró con recelo al vaso.

— Sí. La gente se está bebiendo el cerebro sin darse cuenta. Y las células nerviosas no vuelven a regenerarse —continuó el doctor en tono reprobador—. Tenemos unos cien mil millones de neuronas y las tenemos que mimar porque en la maraña de sus interconexiones reside todo lo que somos.

Aunque las matemáticas no eran su fuerte, León se aventuró en un pequeño cálculo: si se bebía tres whiskys por día, con doble, o digamos triple ración los fines de semana, eso hacía un total de… aproximadamente… ¡un millón y medio de neuronas por año!

— Pues no es tanto —se dijo a sí mismo en alto mientras se echaba otros cuatro dedos de un pure malt de la ganadería de McLeod of Skye: tostado, fino, bragado y bufador—. En treinta y tres años son unos cincuenta millones, una minucia en comparación con los cien mil millones. De cualquier modo con la pila de gilipollas que andan sueltos por el mundo, con la mitad vale y sobra.La palabra gilipollas había aparecido reiteradamente en sus últimas conversaciones. Nunca se había dando cuenta de que la usara con tanta frecuencia. Es como cuando escuchas una palabra nueva, que nunca has oído con anterioridad, o no te has percatado de ello: la palabra aparece en todas partes a partir de entonces…

— Gilipolleces —se dijo León después de ponerle dos banderillas de hielo al morlaco escocés y pegarle un par de pases. Entró en la garganta con una suave embestida.

— …y recuerden, queridos televidentes —dijo el presentador—, que tenemos que velar por nuestra salud.

— ¡Salud! —exclamó León brindando al aire con el vaso de whisky. Y apagó el televisor.

SINOPSIS

La trama Fibonacci es una obra rebosante de cinismo e ingenio para leer de un tirón, para pensar sin darse cuenta de que se está pensando y para reír a mandíbula batiente. En cada página, en cada párrafo, hay dos o tres estocadas de un finísimo humor sarcáustico. La trama Fibonacci es la saeta de la sátira.
León, profesor de literatura en el instituto, se ve envuelto en una trama digna de las noveluchas por entregas a las que está acostumbrado, convirtiéndose en el alter-ello de su personaje favorito, Corbey Malone, detective aficionado incapaz de resolver una ecuación sin incógnitas. León vivirá toda una serie de peripecias que le llevarán desde un oscuro puticlú hasta una fábrica de anchoas abandonada donde se celebran peleas de perros clandestinas con traficantes de drogas implicados. Pero, todo esto, no es más que la tapadera que utiliza una curiosa secta pitagórica liderada por un sacerdotiso Drac Queen.
La trama Fibonacci es una novela con diferentes registros idiomáticos y culturales donde conviven el lenguaje elaborado y el vulgar; las matemáticas, la filosofía y la crítica social. Una sabrosa salsa agripicante, fácil de digerir, que deja buen sabor de boca.

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