miércoles, 12 de febrero de 2014

EL JUEGO DE LA OCA - Fran J. Marber

—Hoy ha desaparecido una chica llamada Alejandra. ¿Cómo sabía su nombre? —le pregunté.
 
Pero ella comenzó a canturrear y a balancearse en la mecedora, acariciando tranquilamente a su felino moteado e ignorándome.
 
—Lo siento, pero si no colabora me veré obligado a detenerla —le advertí, abriendo mi chaqueta y mostrándole las esposas que colgaban de mi cinturón.
 
—¡Hazlo y esa chica morirá, bastardo! —gritó. Al hacerlo, el gato se asustó y salió despavorido.
 
Entre el grito y la espantada del animal me quedé petrificado, alumbrando con mi linterna su cara amenazante. Su ojo tuerto resplandecía como un charco de leche a la luz de la luna y sus cejas canosas se fruncieron delatando que estaba muy enojada.
 
—¡De acuerdo! Usted gana —asentí, tratando de sosegar su ánimo.
 
—No olvide nunca que es usted quien ha venido a mí. Yo estaba aquí, en mi casa, y ha sido usted el que ha perturbado mi tranquilidad.
 
—Mire, no entiendo por qué es tan importante para usted conocer mi pasado, pero si eso la hace feliz, se lo contaré. Aunque antes deberá contestar a una de mis preguntas.
 
La anciana asintió en silencio.
 
—¿Cómo sabía que constaba de nueve letras el nombre de la chica desaparecida en La Posada?
 
—El nueve, junto al siete, son los números que rigen el juego. Cada una de sus pruebas o de sus casillas está vinculada a ese número esotérico. Sesenta y tres casillas hay en el juego de la oca. Si observa, la suma de sus dos cifras, seis y tres, suma nueve. Y siete son las pruebas que superar, que multiplicado por nueve vuelve a dar como resultado sesenta y tres. Todo resulta un juego de números e imágenes como fórmula para la transición de conocimientos prohibidos que los antiguos peregrinos debían llegar a desvelar si estaban preparados para ello. Aunque solo los elegidos lograban descifrar los enigmas escondidos a lo largo del camino. El número nueve corresponde a la letra Thet y coincide con el noveno arcano del Tarot, que no es otro que El ermitaño, El iniciado. Y esto alude a la Tierra y a su fuerza telúrica sobre cuyos raíles transita el camino de la oca, el lugar donde se ocultan el siete y el nueve. Sesenta y tres casillas, es decir, siete veces nueve. Igual que las marcas de la vieira.
 
—¿La vieira? ¿Se refiere a la concha que llevan los peregrinos colgada del cuello?
 
—Sí, la misma. Esa concha refleja en realidad la pisada de una pata de oca y, si cuenta sus líneas, comprobará que también son sesenta y tres. Ni una más ni una menos.
 
Lo que contaba aquella anciana resultaba increíble, mas era cierto. Y ante esa tesitura solo se podía hacer una cosa: escuchar atentamente cada una de sus palabras. Quizá fuese la única forma de avanzar un poco en la investigación.
 
—Sobre ese largo sendero que hace las veces de tablero de juego aparecen intercaladas varias casillas de ocas —prosiguió la anciana—. Se alternan cada cinco y cada cuatro casillas, sumando de nuevo nueve, así repetidamente durante todo el recorrido. Y solo siguiéndolas con sabiduría, de oca a oca, se logra alcanzar la casilla final.
 
—Es increíble. Nunca hubiera imaginado que ese juego siguiese una estructura matemática —comenté sorprendido.

SINOPSIS

Se trata de un relato compuesto por una intrincada red de asesinatos que componen un caso sumamente misterioso ya que al parecer se encuentran relacionados a una serie de sacrificios rituales del ya antiguo y olvidado camino de las ocas, que se encuentra entre Roncesvalles y Finisterre, en la ruta francesa del Camino de Santiago.
La novela cuenta con el respaldo de la editorial Club Universitario, y ubica al lector en el relato de la aventura que experimenta su personaje principal, un joven y agudo inspector de policía al que se le ha encargado la investigación de la nueva serie de crímenes en el anteriormente nombrado camino francés, que tienen como particularidad repetir los esquemas de otros crímenes que quedaron sin resolver y datan del año 1965 ocurridos en el Camino de Santiago, y que al parecer, podrían estar estrechamente relacionados con lo que se denomina las siete pruebas rituales del juego de la oca.
Será el turno entonces del inspector de meterse en lo que es ni más ni menos que un juego sumamente peligroso que va dejando tras de si escalofriantes escenas del crimen, asesinatos que encierran profundos secretos y que forman parte seguramente de algo mucho más grande que deberá encargarse de resolver, no sin dejar de poner en riesgo su propio bienestar a medida que se va envolviendo de información relacionada a los antiguos rituales que se llevan a cabo desde siempre.


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