martes, 18 de marzo de 2014

ENGENDRO DE LA MUERTE - Brian Lumley

Harry se había pasado gran parte de su tiempo discutiendo, y no sólo consigo mismo. Si se interesaba por un tema —casi por cualquier tema—, acostumbraba jugar a juegos de palabras consigo mismo, hasta el punto de la distracción y el delirio: una especie de masturbación mental. Pero no era sólo consigo mismo; en las conversaciones con los muertos, se mostraba igual de polémico, incluso cuando sospechaba que los demás tenían razón y él estaba equivocado.

En realidad, discutía por el placer de discutir, por llevar la contraria. Pensaba en Dios y discutía sobre él; también sobre el Bien y el Mal, sobre la ciencia, sobre la pseudociencia y la hechicería, sus similitudes, sus discrepancias y ambigüedades. El tiempo, el espacio y el espacio-tiempo lo fascinaban, y sobre todo las matemáticas, con sus leyes inalienables y su lógica pura. La misma inmutabilidad de las matemáticas era una fuente de constantes alegrías y alivios para la mente suplantada del necroscopio en su cuerpo suplantado.

Uno o dos días después de haber regresado de las islas griegas utilizó la comunicación instantánea del continuo de Möbius para viajar a Leipzig y ver a (hablar con) August Ferdinand Möbius en su tumba. Möbius había sido y seguía siendo un gran matemático y astrónomo; era el hombre cuyo genio le había salvado la vida a Harry en diversas ocasiones, a través del continuo de Möbius. Si bien el propósito principal de Harry al visitar al matemático era agradecerle la recuperación de sus habilidades matemáticas, acabó enzarzándose con él en una discusión.

Aquel gran hombre había mencionado que su siguiente proyecto iba a consistir en medir el espacio, y al oírlo el necroscopio se lanzó de cabeza a la discusión. En aquella ocasión, el tema había girado en torno a «el espacio, el tiempo, la luz y los multiversos».

SINOPSIS

¿Era Harry experto en magia negra? ¿Hechicero? ¡Por Dios, no! Simplemente necroscopio: un hombre que hablaba con los muertos. Pero nunca había querido convertirse en el arma más poderosa de la sección PES, aunque suponía que tarde o temprano lo llamarían porque ellos sabían de vampiros ya casi tanto como él.

De la misma manera, los servicios secretos rusos también utilizaban los servicios de Boris Dragosani, a quien no se le podía ocultar nada y, además, era capaz de encontrar las respuestas en la sangre y las vísceras de sus víctimas.

Pero el Habitante despoja a Harry Keogh de su necrolenguaje. Queda así imposibilitado de hablar con los muertos y pasa a ser un hombre casi normal, lo cual para él equivale a sufrir una lobotomía. En su mente "incapacitada" se encuentran todos los secretos de la Gran Mayoría y las formulas matemáticas que rigen el continuo de Möbius. Y otro monstruoso muerto viviente acecha al mundo y está dispuesto a robarle sus poderes metafísicos prohibidos. Si lo logra los resultados serán impensables…

Engendro de la muerte eleva el tono sobrenatural de la serie Crónicas Necrománticas para alcanzar espeluznantes niveles de pesadilla. Renunciad a la esperanza de sueños libres de sangre, cualquiera que aquí entre…

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