viernes, 23 de mayo de 2014

EL SELLO DEL ALGEBRISTA - Jesús Maeso de la Torre

Flotaba en el aire de Atenas un aroma lozano y un fulgor purpúreo acariciaba el mar, los templos ruinosos, los capiteles medio enterrados, las estatuas decapitadas y los pedestales arqueados, con los que sus antiguos habitantes habían honrado a las deidades de la Hélade. Lo más granado de Ponte Leone se congregó en el embarcadero para despedir a La Violant, a la que acompañaban cuatro naos de guerra provistas de bolaños de hierro, culebrinas y bombardas pegadas como lapas a sus costados.
 
Habían untado de sebo las poleas y abastecido la bodega de leña, pez y alimentos; Diego, melancólico como un pajarillo en jaula ajena, se acomodó al abrigo de la amurada sobre el fardo de sus pertenencias, contemplando con gesto adusto la ciudad ática, la madre fecunda que había legado su herencia a la cristiandad, que rielaba como el oro. Rindió un tributo de gratitud a Pitágoras y a Tales de Mileto, dos genios del álgebra que había estudiado en las aulas, y a los maestros Platón y Aristóteles, cuyas obras eran lectura obligada en las Universitas de Perpiñán y Lérida. Ello mientras la traza de la prodigiosa Atenas se encogía hasta esfumarse en el horizonte como un garabato gris.

SINOPSIS

El anciano monje herborista del monasterio de San Juan de la Peña llama a su lecho de muerte a Diego Galaz, maestro de álgebra educado en el convento, y le revela que su nacimiento oculta un gran secreto. En su agonía le entrega el eslabón que lo une a su familia: un enigmático anillo en el que aparecen buriladas las barras de Aragón y el símbolo de la inmortalidad del pueblo de Israel, emblema sagrado del linaje sacerdotal del Templo de Jerusalén. Galaz se lanza a desentrañar el enigma que esconde el anillo, aunque la búsqueda se revela más difícil de lo esperado: ninguna de las pistas son lo que parecen, pero a través de ellas inicia una aventura arriesgada que le lleva a los campamentos de almogávares del Pirineo, a la judería de Besalú y a Zaragoza, donde recibe un extraño presagio y conoce a la dama de sus sueños, la bella conversa Isabella Santángel. Desde Barcelona emprende rumbo a Oriente, ignorante de los letales peligros y de las situaciones extremas que le aguardan.
La odisea de Diego Galaz es el hilo conductor de un vívido fresco del mundo medieval: las costumbres de los almogávares en la Atenas aragonesa, la Arabia Feliz, el País de los Aromas, las fabulosas Ciudades del Oro de las fuentes del Nilo, El Cairo, el mar Rojo, la etíope Lalibela, Alejandría y Sicilia.
Con un gran despliegue de imaginación, vigor narrativo y sabiduría histórica, Jesús Maeso desvela los misterios de los algebristas de Alejandría y la vida de los místicos de las cuevas de Qumran, así como las intrigas de las cortes de Castilla y Aragón, a través de una trama subyugante y con escenas de gran intensidad que llevan al más insospechado desenlace.

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